Ha pasado Julio y ya casi agosto. Periodo de vacaciones, Para algunos esto puede sonar a música celestial: ( Aaaleluya, aleluya,…) Para otros, tiene distintas melodías… Para los chiringuitos veraniegos significa más trabajo, y ojo, sin quejarse que hay que hacer el agosto, (El chiringuito, el chiringuito…) para quien no tiene vacaciones o ya las disfrutó en otra temporada, puede tener una triste melodía, o puede dar mucha envidia el ir observando el devenir de gestes con diferentes grados de moreno en la piel. En fin, cada uno con sus circunstancias.
En este periodo, a pesar de que en general enlentecemos la actividad, pasar, pasan muchas cosas. Cosas realmente importantes, porque ocurren en nuestro mundo relacional. Vamos, que tenemos más tiempo para el ocio, para descansar, para …, para…, para relacionarnos (con ganas o sin ellas), y eso lo solemos hacer con la gente que está en nuestro mundo, porque solos, no estamos, somos seres relacionales. ¿Qué ocurre con esto? Que, si tenemos “las cosas” tirando a resueltas, se puede generar algún conflicto desagradable, pero salvaremos la situación sin un sufrimiento excesivo. Si eso no se ha dado…. UFFF puede llegar a empezar la guerra. En ocasiones guerra con artillería pesada y en otras, la guerra fría. Eso, depende del estilo de cada uno y de sus circunstancias.
Para que haya un conflicto, tiene que haber al menos 2 partes, que cada una de las dos tire para un lado distinto con igualdad de intensidad. Digo al menos 2 partes… a veces las cosas se animan más aún y hay más partes enfrentadas e interesadas. Puede ser que llegues a pensar: Pero, ¿cómo habla de guerra y vacaciones?, vaya disparate está diciendo… Vale, pero, párate a pensar en cómo son, han sido tus veranos o los veranos de alguien que conoces, de un amigo, de ese amigo al que siempre le pasan cosas y viene contando que se fue de vacaciones, que no paró de discutir con su pareja y que no sabe que va a pasar… Y en otras ocasiones, te ha contado que se fue con su familia, todos juntos… No faltaba nadie, hasta el cuñao estaba allí, en un apartamento de 40 m2 que tienen los padres donde por el día es un no parar y se puede llegar a parecer al camarote de los hermanos Marx, y por la noche no queda ni un centímetro de suelo sin que lo cubra un colchón.
Y es que cuanta más gente haya, cauno con sus caunadas, más fácil es que se anime la fiesta: la pareja, los niños, la familia nuclear, la familia extensa… y por supuesto, EL CONFLICTO, posiblemente mayor que cualquiera de los otros y del que no siempre somos conscientes, que es el que se genera, entre nuestro propio mundo interno y todo lo que está fuera de nuestra propia piel, y que es lo que nos dispara que nuestras alarmas internas, lease emociones, que dicho sea de paso, por si aún lo piensa alguien, no son malas, simplemente avisan de que algo está pasa.
Bueno, con todos estos ingredientes, ¿qué cócteles se pueden dar?,(y repito, este cóctel se dará si no tenemos mínimamente nuestras cositas resueltas):
– Cada vez que volvemos a reunirnos en la familia, (ojo, que depende de la consciencia que tengamos, de lo que nos conozcamos, de nuestra capacidad de mentalizar y de lo saludable de cada familia), suelen entrar en juego lo que está pendiente: en la mayoría de ocasiones, huele a lo que fui, con lo que he conseguido y/o lo que estoy intentando llegar a ser. Podemos considerar que cada familia, tiene su propio propósito o guion, (las reglas, prohibiciones y los mandatos que definen la identidad del sistema: en la película Encanto, se ve fenomenal, Los Madrigal tienen una función para Encanto y para ello, tiene que tener dones), y como si de una obra de teatro se tratara, allí cada cual tiene un papel para que la trama “de la obra” tenga sentido. Esto funciona porque da identidad, da propósito y acalla alguna de las grandes angustias del ser humano, pero…hay surgen conflictos porque se puede poner en juego la pertenencia, la identidad… Y eso va a suponer mucho sufrimiento.
Además, si estás conforme con el papel asignado, estupendo, porque además nos da pertenencia. Los problemas empiezan cuando me toca un papel que no está del todo alineado con mi esencia como ser humano, como persona única, individual e irrepetible. Por ejemplo, tengo 35 años, pero cuando mi padre o mi madre me mira, o dice alguna expresión “de las suyas”, de las de toda la vida, me siento como cuando tenía 7 años… Es decir, que nuestras partes infantiles se van a reactivar y se activan con los mismos recursos que tenía cuando tenía esos 7 añitos… Eso en ocasiones es el aleteo de las alas de una mariposa que puede acabar desencadenando un auténtico tsunami, y que además el resto no lo van a entender, lo cual empeorará casi seguro mi propia situación, porque conecta con creencias nucleares disfuncionales nuestras, que en algún momento, tuvimos que crear para poder sobrevivir, o bien que nos consiguieran dar la sensación de “seguridad” o de lo menos malo, la sensación de control. Por tanto, vuelve a ser de nuevo, conectar con el dolor añejo al que le añadimos el sentimiento de culpa, a lo que sucede la sensación de indefensión y falta de esperanza.
– Si estamos en vía de “resolver nuestras cositas”, puede ser que aún nos desregule más la situación de estas vacaciones, porque empezaremos a pensar que cómo es posible que sigan comportándose así, que cómo no me entienden, que … es decir que entramos en lo que viene a llamarse el bucle de la reivindicación. ¿Esto que significa? ¡¡¡¡Pero si tengo razón!!!! Y seguramente, sea cierto. Sin embargo, por mucha razón que tengas, no significa que el sistema va a cambiar: Lo siento, pero no te van a ver como el Mesías al que hay que hacer caso, más bien, te van a ver como el/la iluminado que no sabe ni donde tiene la mano derecha… Lo cual hace que el conflicto, se pueda recrudecer aún más en nuestro interior… Y es que esto, nos lleva a una de las cuestiones que creo que son más dolorosas en el proceso de psicoterapia…. Hacer el duelo por aquello que no tuviste, que posiblemente o muy posiblemente merecías, pero no te pudieron dar… Ufff, suena como una sentencia… pero es que casi es una ley: No nos lo dieron porque no podían, por sus propios “demonios” (ojo, que todos tenemos “demonios”, otra cosa es que con conciencia o sin ella). Cuesta mucho entender y sobre todo aceptar, que eso ha sido así, es, y muy posiblemente, será así. Cuando empezamos a asimilar, que ese conflicto que se reactiva una y otra vez, muy probablemente se generó por distintos motivos que tienen que ver con dinámicas relacionales ya añejas, y que nuestro sufrimiento, que también se ha vuelto añejo, se originó, muy posiblemente, siendo nosotros víctimas colaterales sin que los responsables de esa génesis ni siquiera lo supieran, podemos dejar de reaccionar antes esos disparadores externos e internos que siguen funcionando como un disco rayado en el que suena una y otra vez la BSO de Tiburón.
Es en ese momento, cuando aceptamos que ese sentir es una señal de que hay unas necesidades que no se están cubriendo, cada vez más, esa melodía irá transformándose ya no en la BSO de tiburón sino en una agradable melodía que nos recuerda que seamos conscientes de que es momento de hacernos responsables, en ocasiones con ayuda, en ocasiones no, de cuidarnos y cubrir esas necesidades, pero esa, desde luego, no hay ningún protocolo o una receta mágica… y eso, ya es otra historia que dejaremos para otra entrada.
Mientras tanto… ¿Cómo pasas tus vacaciones? Por favor, ahora y siempre, haz conciencia y pásalas de la manera más sana posible para ti en ese momento. Recuerda que en la mayoría de las ocasiones, los conflictos surgen de intereses contrapuestos y/o necesidades no cubiertas de varias partes, por lo que la resolución del o los conflictos pasará por contarnos otra historia distinta a la que nos estamos contando cada uno de nosotros en la que tenemos que incorporar información que no está siendo tenida en cuenta, mediar entre partes, modificar pensamientos, emociones, acciones y por último creencias, lo que puede llevarnos a la meta deseada o quizás no y eso mismo, nos puede abrir un mundo nuevo de posibilidades donde la disputa inicial tendrá un peso distinto.